13 de abril de 2011

Envidia de la buena

De repente envidio minuciosamente a mi ídolo Julio Cortázar. Esto es, por ahí del 54 se va a vivir unos meses a Roma con su esposa, visitan museos y tienen una vida cultural plenísima, mientras él traduce la obra de Edgar Allan Poe para una universidad latino-americana que le iba a pagar tanto cash que iba a poder cubrir sus deudas, su estadía italiana, y tener algo de dinero al final de todo para vivir una temporada sin tener que trabajar. Cuando no tenía dinero traducía para la UNESCO, en donde gracias a su desempeño y la calidad de su trabajo salió en primer lugar de una lista de 300 traductores. En parís se compró un departamento, y más adelante se compró una casa de campo. Pasó una temporada en la India en casa de Octavio Paz, y conocía a medio mundo del idem de la literatura, la pintura, y demás turas.

Total que hoy en día dudo, ¿y si busco colocarme como traductor en alguna de las ramas de la ONU?, digo, entiendo y hablo cuatro idiomas, no escribo "bien" más que en español, pero es cosa de práctica. ¿Sería posible que pudiera ganar mejor traduciendo que con lo que hago hoy en día (programando)? ¿Será que aunque no estudié propiamente traducción al ver mi trabajo lo evalúen favorablemente y me contraten? Todo depende de cuanto paguen, tal vez podría seguir en mi chamba diurna, y traducir de noche, con lo que, si las traducciones las pagan bien, ya tendría un ingreso mucho mayor que me quitaría angustias de encima (o al menos eso creo yo). También había visto un sitio web que ofrecía recompensas por traducciones. Digo, no estaba mal, excepto que salían las solicitudes de traducción de documentos y el monto ofrecido por traducción la mayoría de las veces era muy pequeño, y cuando ofrecían un trato justo el número de traductores apuntados era tremendo.

Total que ambiciono una vida como la de Julio Cortázar, con tiempo para escribir, viajar, estar con mi musa y mi hija, etc. En esta época, sesenta años después, ¿se puede vivir bien de traducir?

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