22 de octubre de 2012

Relaciones condenadas 3 de 6

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¿Puede una relación sobrevivir el abuso físico?

Por supuesto. Podría no ser una relación de cuento de hadas, pero puede funcionar. El abuso físico puede definirse como parte de las líneas de un continuum y es mucho más común de lo que ustedes creerían. El componente de intimidación es mucho más frecuente que el abuso físico en sí mismo.

Deben entender que los humanos somos criaturas jodidas. Es muy difícil para cualquiera cambiar. El abuso es cíclico en su naturaleza, lo que eso significa es que con frecuencia repetiremos más adelante en la vida lo que hemos visto o padecido por medio de la perpetración o la victimización. Un niño que es testigo, o víctima de un abuso consistente podría no aceptar esos patrones conductuales ya de adulto, pero él o ella seguirá conociendo el proceso como la palma de su mano. Nos enganchamos en comportamientos disfuncionales incluso si estamos conscientes de sus efectos, porque son cómodos.

Una vez tuve a una paciente que creció con un padre alcohólico. Tanto ella como su madre sufrían regularmente de abuso físico. En las sesiones ella podía expresar todos los efectos así como su propio desagrado del abuso, pero cuando se trataba de salir con alguien ella elegía a hombres abusivos porque eso era lo que ella conocía. Ella también sentía que si un novio no llegaba a las manos ni se enfurecía con ella, eso significaba que ella no era suficientemente importante para él. El abuso era tan extremo que un novio la hacía quitarse la ropa interior cada vez que llegaba del trabajo para que él pudiera examinarla en busca de manchas y olores. Para mucha gente, el caos es cómodo.

Tuve a una paciente de edad madura que me decía que su esposo no le pegaba si la cena estaba esperándolo cuando él volvía a casa del trabajo, o que ella era la culpable por todas las oportunidades de trabajo fallidas de él y que ella merecía ser golpeada. Si las víctimas tienen suficiente miedo, son suficientemente dependientes financieramente, o tienen suficiente presión familiar o social, la relación puede durar una eternidad. Esto no es unilateral o cuestión de género tampoco, porque el abuso también sucede de mujer-a-hombre – aunque con menor frecuencia y menor potencial para el daño físico. Una vez vi a una pareja en la que el hombre había pasado tiempo preso por un asalto a mano armada, pero su esposa no. Ella era la violenta de la relación y lo atacaba regularmente porque sabía que él nunca le pegaría y que, si él lo hubiera hecho, las autoridades lo habrían culpado como el perpetrador e instigador dados sus antecedentes penales. Eso cambió el balance de poder en la relación y él se volvió un hombre que hacía todo lo que estaba a su alcance para asentir con ella ya fuera que tuviera la razón o no.

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