7 de enero de 2013

El fin de las vacaciones...

Al final fueron 18 días de vacaciones, pero como hubo tres fines de semana, como el 24 y el 31 cuentan cada uno como medio día, y el 25 y 1ro tampoco cuentan, sólo tomé nueve días de los doce que me tocan. O sea que me quedan tres días de vacaciones que probablemente tome por ahí de semana santa. La primer semana, es decir la de navidad, los críos estuvieron enfermos y los tuvimos que medicar. El 24 un poco de deflox (diclofenaco) le ayudó a Lucas a no sentirse tan mal y a estar ahí caminando por la fiesta navideña y echando su relajito. El 25 le intentamos hablar a la suplente del pediatra que salió de vacaciones; nunca nos contestó. El 26 seguimos intentando y nada. Finalmente vino a la casa a ver a los niños la pediatra de la guardería y les recetó una batería de antibióticos de horrible sabor, esteroides y desinflamantes, y los pequeños salieron en unos días de su malestar. Durante la segunda semana, y preparándonos para Reyes, salimos y fuimos a varias jugueterías y centros comerciales, a caminar a un parquecito, y a La Granja de las américas (parque de diversiones temático), junto con la mejor amiguita de Loana, Geraldina.

En la granja las pequeñas vieron con entusiasmo a los pollitos, cerditos, borregos, gallinas, vacas, cabras, conejitos, patitos y caballos. Acariciaron a muchos animales, se subieron a un caballo, entraron a ver el proceso de las papas fritas y salieron con un platito de papas cada una (no que les interesara en lo más mínimo el proceso de producción), pero sobre todo, hicieron todo eso juntas. Ahora bien, mi pequeña y su amiguita cuando se juntan luego luego se coordinan, y empiezan a actuar como espejo, tose una y tose la otra, le dan ganas de hacer pipí a una, y de inmediato la otra también quiere ir al baño, una pide agua y ahí va la otra, se les antojaban golosinas al mismo tiempo, comieron de lo mismo, compartieron por turnos una pulserita, etcétera. Al final, de regreso, las dos se durmieron al mismo tiempo en el coche, lo que hizo fácil que las separáramos porque de otro modo, si hubieran estado despiertas se habrían puesto irritables y agresivas con nosotros, los papás, pero también entre ellas, como si una y otra tuvieran mutuamente la culpa de la separación, y habrían acabado llorando desconsoladas en una situación de amor y odio: no queriendo que su amiguita se fuera, pero ya enojadas entre ellas por algún golpe o jalón de pelo.

Sí, las vacaciones fueron bellas, pero también agotadoras. Cuidar niños, incluso si es entre dos, es un trabajo de tiempo completo, y no sólo de ocho horas. Además los niños se dormían cada vez más tarde... Me encantó estar con ellos, pero también ya ansiaba regresar al trabajo. Tal vez porque además de trabajar en cosas de la oficina, cuando no tengo tantas tareas pendientes también traduzco y freelanceo y escribo; en cambio con los niños en casa, sólo era cuidar niños, y cuando llegában a dormirse los dos al mismo tiempo durante la tarde, mi amada y yo aprovechábamos para dormir un ratito también nosotros.

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